sábado, 2 de enero de 2010

Sin Palabras

El estaba ahí parado con su cara arrugada, con su mirada fija en mi dispuesto a no permitirme ninguna argumentación ya que no era una conversación sino una orden, levanto su mano aspiro un poco de su cigarrillo y dijo; -No la golpees...
Esa única palabra que el menciono nunca la olvidare, llena de dolor y valor fue suficiente para yo no decir nada más, me absorbía el hecho de que el notablemente más delgado que yo y sin más fuerzas que yo me hundiera en el fango hasta lo más profundo sin siquiera tocarme, con una sola palabra yo me estaba ahogando en mi propia vergüenza, el parado ahí con su ropa holgada me podía matar con la mirada si lo hubiera deseado, después me volvió a confiar a su hija y que yo sería un buen hombre para ella, ya han pasado más de 20 anos no puedo decir que perfectos pero si somos una familia y estamos juntos-unidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario