miércoles, 24 de marzo de 2010

Hoy y siempre.....

Quería bailar, pero no sabía si mis piernas podrían sostenerme..

De pronto empezó, sentí la música y cerré los ojos, moví mis hombros junto con mi cabeza al son de aquel viejo danzón, ¨Juárez¨ recordé como llego a ser mi pasión el baile, tara ra ra ra ra.......
tarareando mi piel se erizo, abrí los ojos y mis amigos estaban ahí en medio de la pista, sonriendo y tratando de seguir el paso; sobando mis rodillas suspire; ¨como desearía devolver el tiempo a cuando podía caminar sin pensar en el dolor de mis pobres huesitos, que no me dolieran mis rodillas y mis manos pudieran sostener la tuya viejito....¨ voltee mi cabeza y ahí estaba mirándome, mi amor de hacia ya más de 60años juntos.
Tomo su bastón y poco a poco se recupero en sus dos pies, él solito, para mí fue una gran sorpresa ver al amor de mi vida hacer un esfuerzo de esa manera, el después de haber tenido dos cirugía de rodilla y en pleno diciembre sus reumas no lo detuvieron, que orgullosa me sentía al verlo ahí erguido.
Al verlo sostenido pude apreciar lo guapo que era, tenía su pantalón negro planchado y su cinto de baqueta que le regalo María nuestra hija para su cumpleaños en agosto, tenia sus zapatos boleados y su camisa azul marino que tiene desde la navidad del 2008, estiro su mano temblorosa y gentilmente me dijo; bailamos hermosa mujercita?, hace mucho tiempo que no me regalas el placer de guiarte en una pieza de baile, que mejor que este danzón que tanto te gusta. No pude negarme estaba ahí esperándome como todo un caballero que espera pacientemente a su amada.....
Le respondí con una sonrisa que ilumino mi cara; claro que si mi viejito, esperaba que me lo pidieras...
Tome mi bastón y trate de levantarme, al primer intento no pude lograrlo y cuando estaba decidida a intentarlo una vez más sentí que él me tomo del brazo, me levanto y pude sentir su fuerza como cuando me sostenía cuando bailamos nuestra primera pieza de baile.
Como pudimos llegamos a la pista de baile, me tomo de la cintura y apenas pudimos movernos en realidad mis pies y los suyos no se movieron del suelo, pero para mí fue como si el viento nos elevara y nos envolviera transportándonos a aquella bella época de oro donde lo conocí, pasaron unos minutos cuando nos dimos cuenta que lo único que movíamos eran nuestros torsos, volteamos a vernos y me sonrió, me dijo susurrando al oído; estas hermosa esta noche....
Al instante mis ojos se llenaron de lagrimas y le pregunte, aun me quieres?
El me contesto lentamente casi deletreando cada palabra, hoy y siempre

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