domingo, 21 de marzo de 2010

Directo al corazon

Uno siempre cree que Dios está en el cielo y esperamos verlo cuando dejemos este mundo, este pensamiento llevamos durante toda la vida y difícilmente nos damos cuenta de la realidad, esta es la anécdota de un amigo muy querido el cual tuvo la confianza de contármela y la llevo desde entonces en mi corazón.
Era una tarde calurosa de mayo, iba camino a la escuela a presentar un examen de matemáticas, ya era tarde y este autobús no daba marcha rápida, de pronto más adelante nos detuvieron avisándonos de una desviación, estaba cerrado el camino, yo apurado me baje y decidí cortar camino, me fui entre calles corriendo sin darme cuenta muy bien por donde iba, yo solo pensaba llegar a tiempo y como podía hacerlo, de pronto escuche; Auxilio! Me detuve y volví a escuchar, Auxilio! Me acerque a la puerta más cercana y vi a una anciana viéndome a través de la maya vieja de su puerta, vio que me detuve y me abrió la puerta, me explico; llevo varias horas hablándole a mis hijos para que me vengan a ayudar, pero sé que ellos ya están casados y tienen sus obligaciones y por eso no han podido venir, ellos siempre lo hacen, son muy buenos hijos. Me llevo al cuarto continuo y me mostró a su esposo enfermo tendido inmóvil ahí en su cama, no recuerdo con exactitud el haber hecho uso de las palabras, solo lo sostuve levantándolo para que la señora lo limpiara, yo solo veía los ojos del anciano mirándome, era una mirada que me entro por los ojos y me recorrió cada centímetro de piel, era agradecimiento pude identificar su lenguaje, el único que podría dar, y lo entendí como nunca antes, nunca nadie me había hablado con los ojos, no sabía lo que era la comunicación hasta que el me hablo, me dio las gracias con todo su corazón. Cuando terminamos ella me dijo suavemente; -no tengo dinero; pero ten esta manzana ya que es lo único que tengo, salí de esa casa como un hombre nuevo, iba comiendo mi manzana camino a la escuela, ya tranquilo y sereno sin prisa, mi examen aquel ya no importaba, yo era una persona nueva y reflexione la lección de ese día fue; “Palabras, para que sirven las palabras? Hay miles de maneras de expresar y comunicar, pero no me sirven de nada las técnicas si no puedo abrir mi corazón”

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